Día 2. Monterey – Pacific Grove – Ruta 17 Mile Drive – Carmel
Monterey es una de las paradas que se suelen incluir en una ruta a California. Se trata de un pequeño pueblo pesquero que fácilmente se ve en un día y que ofrece muchas atracciones. Entre las cosas que hacer en Monterey destacan las excursiones para ver ballenas, su muelle repleto de leones marinos y el Monterey Bay Aquarium.
Monterey
A pesar de que en California uno podría pensar que el sol y el buen tiempo están asegurados, la verdad es que el día que visitamos Monterey amaneció bastante nublado y fresco, y eso que era finales de agosto. Nuestra primera parada fue el Monterey State Historic Park, un conjunto de edificios históricos de la época colonial por el que se puede deambular libremente. Algunos de ellos están abiertos al público, aunque como nosotros por eso del cambio horario llegamos muy temprano, encontramos todos cerrados, a excepción de algún patio con jardines. La historia del lugar resulta bastante interesante, ya que se remonta a los tiempos de los conquistadores españoles e incluye el primer teatro de California y el presidio de Monterey. Sin embargo, como el Pacific House Museum, donde se puede conseguir información de esta zona y unirse a un tour gratuito, aún no había abierto, decidimos dar simplemente una pequeña vuelta, leer alguno de los carteles explicativos y seguir nuestro camino.
Nuestra siguiente parada en Monterey fue el Fisherman’s Wharf, un muelle parecido al de Santa Bárbara o San Francisco, pero más pequeño, repleto de restaurantes, tiendas de souvenirs, bares… por el que apenas había un alma cuando pasamos a eso de las 9 de la mañana. El único movimiento que por ahí se veía era el de los turistas madrugadores uniéndose a una de las excursiones de avistamiento de ballenas que salen de aquí. Por lo que vimos en la oficina de venta de tickets, la excursión sale dos veces al día, cuesta 40$ y dura unas dos horas y media.

Leones marinos Monterey
Desde este punto, subiendo unas pequeñas escaleras se tiene una estupenda vista de la bahía de Monterey y, para nuestra sorpresa, de una enorme colonia de leones marinos. Para poder verlos desde más cerca cogimos el coche y condujimos hasta el muelle que hay al lado de San Carlos Beach. Esta era la primera vez que veíamos animales de este tipo en libertad y la verdad es que nos dejó boquiabiertos, porque además había decenas de ellos. En esta zona se pueden alquilar kayaks y remar cerca de los leones marinos, sin molestarlos claro, lo cual nos pareció entre una experiencia única y aterradora, dado el tamaño considerable de estos animales y sus colmillos.
Animados con nuestro descubrimiento cogimos de nuevo el coche para ir a redesayunar a una cafetería cerca del acuario de Monterey, First Awakenings, a la que sin duda vale la pena acercarse y sobre la que podéis leer más en este post de restaurantes que visitamos en nuestro viaje a California.
Una de las cosas que nos quedaron pendientes por falta de tiempo fue el Monterey Bay Aquarium, uno de los acuarios más famosos de EEUU. Además de poder ver en él un montón de especies marinas distintas, el acuario destaca por sus labores de protección de las nutrias, un animal que se creía prácticamente extinguido en esta zona y que se ha convertido en símbolo de Monterey, como podréis comprobar en las numerosas tiendas de recuerdos de la ciudad. Aunque no tuvimos la oportunidad de ver a estos animales en el acuario, sí pudimos hacerlo al día siguiente en el parque nacional de Point Lobos, y la verdad es que nos enamoraron.
Playa Point Lovers
Muy cerca de aquí se encuentra la famosa calle Cannery Row, un punto muy turístico de la ciudad por el que dimos un pequeño paseo y vimos las antiguas fábricas de latas de sardinas, hoy reconvertidas en hoteles y restaurantes, que ocupaban esta zona durante los años 50. Esta calle se hizo muy famosa por la novela del escritor californiano John Steinbeck, del que se puede encontrar aquí una estatua y un museo en su honor.
Pacific Grove
A continuación de Monterey está la población de Pacific Grove, donde paramos a ver uno de los puntos que más nos impresionaron en nuestra ruta por California: Lovers Point, un precioso acantilado por el que accedimos a una pequeña playa de arena blanca y agua transparente. Cómo sería de increíble este lugar que fue andar por su arena y que se me pasara todo el malestar del jet lag. De buena gana nos hubiéramos quedado a pasar el día aquí, pero teníamos que continuar si queríamos ver todos los puntos que habíamos incluido en la ruta. Esta vez seguimos conduciendo por Ocean View Boulevard hasta el faro de Ponts Pinos, que desafortunadamente se encontraba cerrado. Aún así no fue un viaje en balde, ya que enfrente descubrimos uno de los cementerio más bonitos que he visto nunca. Sí, aunque pueda parecer raro, el lugar era como de cuento, una increíble explanada verde que, por tener, tenía hasta cervatillos correteando entre las tumbas.
A partir de este momento del día, en el que hasta había salido el sol, comenzamos a descubrir esos lugares por los que sin duda vale la pena dedicarle tiempo a esta zona de California, como la ruta 17 Mile Drive. Antes de iniciar esta ruta hicimos una parada en Asilomar State Beach, una playa rodeada de rocas y con un mar de un increíble azul intenso desde la que también se pueden ver leones marinos.
Carmel by the Sea
Para acabar el día nos acercamos a Carmel by the Sea, uno de los pueblos más adinerados de la zona y del que el propio x fue alcalde. Quizá por ser ya a última hora de un día entre diario del final del verano, el pueblo no nos dio la impresión de ser un lugar muy animado. Aún así, no se puede negar que es un sitio realmente encantador en el que los restaurantes, las tiendas, incluso la gente parecen sacados de un catálogo. Tras dar un paseo por el centro y ver las casas más bonitas en las calles Ocean Ave., la avenida principal del pueblo, y Torres St., nos volvimos para nuestro hotel en Monterey, aunque de haber tenido más tiempo habríamos visitado la misión de San Carlos Borromeo, según nuestra guía una de las más interesantes de California.